Otra de esas bibliotecas que ya no existen pero tuvieron un sentido y una vida llena de curiosidades. Esta historia está sacada de la lectura del libro de Aurelio García Cantalapiedra sobre esta biblioteca.
El episodio de este mes es lo volvemos a dedicar a una biblioteca que ya no existe pero tiene una gran historia que contar. Vamos a hablar de la biblioteca popular de Torrelavega. ¿Sabéis lo que es una biblioteca popular?
Hace no muchas semanas compartía con vosotras en Instagram las fotos de una biblioteca popular que encontré en Iguazú en el viaje por Argentina. Y justo a la vuelta, hablando con Giuliano (sí, de Artpapel), salió esta biblioteca y … me consiguió un libro sobre esta biblioteca que ya no existe. ¿Queréis saber más?

Para empezar, vamos a ver qué es una biblioteca popular. Surgen en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, tras las revoluciones del 68. Respondía a un modelo educativo pero no institucional que tenía el objetivo de formar a la ciudadanía. En España surgen en esa misma época y hoy en día, solo quedan en Asturias y América Latina. También tienen su relación con los ateneos
En España, su promotor inicial fue un ministro de Fomento que se llamaba Ruiz Zorrilla y tuvieron su máxima expansión entre 1926-1936, justo la década de la existencia de la Biblioteca Popular de Torrelavega.
Los materiales de estas bibliotecas eran obras de referencia y a la vez que sirvieran para esa enseñanza básica necesaria. También tenían que ser libros amenos para fomentar la lectura. También tenían como objetivo la promoción de la identidad nacional, según nos cuenta Wikipedia.
Los encargados de poner el proyecto en práctica serían las diputaciones y los ayuntamientos pero veremos que surge de la iniciativa ciudadana que luego busca apoyo de las instituciones locales para impulsar el proyecto.
En Torrelavega surge en 1926 de la mano, principalmente de Ramón Miguel y Crisol y Joaquín Barquín Fernández, miembros de una “sociedad pro cultura popular”. Solicita al ayuntamiento un salón del Palacio Municipal para instalar allí la biblioteca popular. El ayuntamiento tarda en responder, y si presentan en septiembre la solicitud no comienzan la actividad hasta febrero del 27. Mientras el ayuntamiento responde, ellos se van organizando creando una comisión (con ninguna mujer) para dirigir la biblioteca, organizar turnos, la compra de libros o hasta un reglamento interno. El primer espacio de la biblioteca fue un local (diferente al pedido) en la plaza Baldomero Iglesias.

La comisión publica anuncios para recoger libros y recaudar dinero para mantener el proyecto. Esto nos recuerda mucho a la biblioteca musical de Victor Espinós de Madrid donde se prestan instrumentos musicales. Y es que este músico sale en la lista de personas que promovió este tipo de bibliotecas populares. Él la hizo muy específica pero la filosofía es la de una biblioteca popular.
Lo más curioso de estos comienzos de la biblioteca de Torrelavega es que en el libro cuentan que hubo otra anterior, otra biblioteca popular, pero el ayuntamiento no quiso donarles los libros de aquella biblioteca originaria. Temían que la nueva biblioteca fuera “partidista”. Tras estos comienzos un poco complicados, ponen en marcha una suscripción pública (junio de 1927), así que los crowfundings no son tan nuevos, casi todo existe de antes pero ahora lo nombramos en inglés. Esta idea fue un éxito y lo mejor fue que las suscripciones llegaron de distintas posiciones ideológicas. Esta campaña no solo solucionó la parte económica para la supervivencia de la biblioteca sino también la publicidad.

Ese mismo año se traslada a un nuevo espacio que les cede la Cámara de Comercio. La primera conferencia que tiene lugar en la Biblioteca es sobre la futura colección “Ediciones dela biblioteca popular”. Y 10 días antes de la inauguración, el ayuntamiento ya les entrega los libros de la antigua biblioteca.
En el curso 27/28 comienzan las actividades de la biblioteca, la idea de estimular el hábito de la lectura pero no solo con los libros de consulta y préstamo, sino también con la idea de culturalización colectiva.

Para todo este trabajo, el libro habla de la Escuela De Artes y Oficios de Torrelavega y el trabajo “humanista” que hacía especialmente uno de sus docentes, Hermilio alcalde del Río. Además de oficios, se organizaban charlas, excursiones… y proyectaba ideas didácticas de la Institución Libre de Enseñanza. La biblioteca encontró entre estos alumnos un fondo para los usuarios de la biblioteca. Había biblioteca circulante (préstamos) para los socios y así poder llevarse los libros a casa. Además, las conferencias, la primera, de Joaquín Barquín, sobre “Querer saber, o el discernimiento en una Biblioteca” y exposiciones de arte. Estas tres actividades serán las principales durante sus diez años de existencia. La cuarta actividad fueron cursos, como por ejemplo, el de Historia de América y de los descubrimientos, que realizó Gabino Teira (la biblioteca municipal de Torrelavega lleva su nombre).
El gran acontecimiento que tuvo esta biblioteca fue la visita de Alberti. Ya sabéis que Alberti pasó una temporada en la Casona de Tudanca, invitado por Cosío. El 30 de abril de 1929, presentado por Cosío, hace un recital. Hay que decir que Alberti obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1925, pero lo que se recuerda pocas veces es que fue compartido con Gerardo Diego, el poeta cántabro.

En 1929 comienza un debate público sobre el tipo de libros que se estaban comprando. Se habla de “anticlericales”. La biblioteca manifiesta su neutralidad política y parece que ahí para el cuestionamiento. En ese mismo moento la Cámara de Comercio se traslada y queda todo el edificio para la biblioteca. Son necesarias las reformas y eso hace que la biblioteca se cierre.
El éxito de la biblioteca es indudable. En el año 31/32 Torrelavega tiene 16.000 habitantes y la biblioteca registra 10.000 préstamos. En ese contexto llega la II República.
La biblioteca se nutría de donaciones de particulares pero también de donaciones económicas de personas e instituciones que servían para comprar esos libros. Por ejemplo, el testamento de Eduardo Pérez del Molino deja 2000 pesetas o Solvay también había donado.
En el año 33 se crea una biblioteca infantil. Pero lo mejor de esta biblioteca es que eran los propios niños los que organizaban la biblioteca. Tenían su propia directiva y eran asesorados por un miembro de la junta directiva. Consiguen más de 2000 préstamos el primer año.
Otro de los hitos importantes de la biblioteca fue la exposición de GUtiérerz Solana y entre sus curiosidades, la reunión de la sección de esperanto en noviembre del 34 que sirvió para organizar un curso de esperanto en la biblioteca.
Entre las lecturas siempre prioritarias de la biblioteca: Blasco Ibáñez o Galdós, pero también Pereda y Concha Espina.
En el año 35/36 piensan en crear una Universidad Popular pero estalla la Guerra y todo cambia. En el año 36 comienza el servicio de libros para los frentes de lucha y los hospitales de sangre. Al primero al que envían libros es a Reinosa. El 24 de agosto el ejército de Franco entra en Torrelavega y a los pocos días se cierra la biblioteca. Sus libros quedaron en un almacén y después de la guerra pasaron a ser parte de la biblioteca José María Pereda.
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