En esta segunda y breve vuelta al mundo repasando los continentes de esta primera temporada, tuve muchas dudas entre decantarme por Japón y Corea del Sur. Al final, del azar de las búsquedas y los pálpitos de lo que crees que va a tener una historia de la que tirar, Corea del Sur ha resultado ganadora en esta ocasión con su biblioteca Tripitaka Coreana. Con ese nombre y su contenido, era inevitable querer saber más. Además, el acercarnos a estas tierras asiáticas fue una propuesta recibida a través de Instagram y ¡cómo no aceptar el reto!
La Tripitaka Coreana está en un templo budista Haeinsa construido en el año 802 en Gyeongsang del Sur, una provincia del sureste de Corea del Sur (1). Una de las zonas agrícolas más ricas del país. Tenemos dos leyendas sobre la construcción de este templo. La primera leyenda dice que dos monjes coreanos que regresaban de China, curaron a la esposa de un rey de una grave enfermedad y, en agradecimiento, el rey ordenó construir este templo. Otra leyenda, habla de los mismos monjes, pero, en este caso, cuentan que se ganaron el apoyo de una reina viuda que se convirtió al budismo y que fue ella quien financió la construcción del templo.
Como nos podemos imaginar, desde ese siglo IX este templo ha vivido más de una reconstrucción, pero ahí sigue, majestuoso. Lo mejor de las rehabilitaciones y ampliaciones de este tipo de edificios es que en esas reformas se han ido encontrando tesoros de épocas pasadas que nos han llegado hasta hoy en día.
Sin duda, el mayor tesoro de este lugar es nuestra protagonista de hoy, su biblioteca: Tripitaka Coreana que está en un edificio anexo al templo. El edificio de la biblioteca se construyó ya en el siglo XV (1488). Y en ella encontramos la colección más completa de textos budistas que tenemos en el mundo. Esta biblioteca tiene algo especial y es que no son libros como tal lo que guarda, sino planchas para “imprimir” libros. O mejor dicho, libro, sí, uno concreto. Se trata de textos budistas grabados en 81.258 bloques de madera de árboles de magnolia. Estos textos fueron escritos o xilografiados entre los años 1237 y 1249 o entre los años 1236 y 1251 (según la fuente que mires). Están escritas en chino clásico, que era la lengua que se utilizaba en toda Asia, algo así como nuestro latín de la época. Me da que no éramos tan originales como creíamos.
Así que hoy en día, tanto el templo como su biblioteca y sus planchas son Patrimonio de la Humanidad (desde 1995) (2). El comité de la UNESCO (3) le dio el título con mucho mérito porque el conjunto arquitectónico que conforma la Tripiṭaka Coreana son únicos por varias razones (se trata de 4 pabellones, dos grandes en posición horizontal y dos pequeños en posición vertical). ¿cuáles son los méritos de estos edificios? Primero porque ninguna otra estructura histórica fue dedicada específicamente a la preservación de este tipo de objetos y segundo, porque las técnicas utilizadas para la conservación de la biblioteca fueron muy ingeniosas. Se les ocurrió diseñar un sofisticado sistema de ventilación a base de ventanas de diferentes tamaños que permiten que las tablas de la Tripitaka se aireen y así evitar la aparición de humedades. Además, este sistema de ventilación permite controlar los vientos que fluyen por el interior de los edificios. Pero no acaba aquí lo ingenioso de la conservación de la biblioteca, sino que la madera de la que se extraían las tablas, pasaba varios años sumergida en el mar. Después de secarse se escribía en ellas y luego se les aplicaba lacas protectoras para evitar su deterioro. Su conservación es tan buena que todavía hoy podrían usarse para imprimir copias de estos libros sagrados del budismo. No se pueden ver las originales para su protección, pero tenemos imágenes para que comprobéis el nivel. Cada tabla mide 70 centímetros de largo y pesa 3,25 kilos. (4)
Estos bloques de madera funcionan, como ya os he comentado, como una imprenta. Esta imprenta en madera o xilográfica fue desarrollada en la época de Goryeo (918-1392), y de ahí recibe el nombre de «Tripitaka Coreana de Goryeo» o «Palman Daejanggyeong» («La Gran Colección de Escrituras Budistas en Ochenta Mil Planchas Xilográficas»). Es una muestra del mejor arte tipográfico y editorial de entonces. Además de estar delicadamente talladas, tienen trazos muy regulares, algo que debía ser muy difícil de conseguir. Me estoy imaginando a mí con mi pulso. Si ya nos parece difícil la caligrafía china, imaginaos en madera.
¿Y de dónde viene este nombre tan bonito? El o La Tipitaka o Tripitaka (del pali ti ‘tres’ y pitaka ‘cestos, canastas’), es conocido también como el Canon Pali. (5). Se llaman así porque los manuscritos que contenía se guardaban en tres cestas diferentes. El propio nombre de cesta parece que se refiere a la forma en que fueron pasadas las enseñanzas del Buda a sus discípulos y de sus discípulos a otros. Esta transmisión fue primeramente oral y luego literaria. De este modo, las Tripitaka son las escrituras sagradas del budismo y su estudio permite conocer a fondo el budismo. Recoge las experiencias de Buda y de sus discípulos iluminados (6)
Esta tradición de bibliotecas “magníficas” se mantiene hoy en día en Corea del Sur. El país ha hecho una gran inversión en bibliotecas públicas en los últimos años. Tiene más de mil bibliotecas por todo el país, queriendo alcanzar dos libros y medio por habitante y lograr así los indicadores óptimos de las Directrices IFLA/UNESCO para el desarrollo del servicio de bibliotecas públicas que determinan entre 2 y 3 libros por habitante. Y, aunque suene increíble, también aumentaron el personal, no solo los fondos bibliográficos (7) .
No sé si os acordáis de que en otro episodio del podcast hablamos de la librería Strand Book Stall en Bombay que la India era uno de los países donde más libros se vendían y leían del mundo. ¿Cómo será la situación en Corea del Sur teniendo en cuenta su mejora de las bibliotecas? He encontrado un lista de 30 países en la que Corea está en el último puesto. Es el país del estudio donde menos se lee (8) Y solo por romper estereotipos, el segundo país que más lee (el primero era la India) es Tailandia. ¿Quién habría votado por este país? También os digo que la encuesta pregunta cuántas horas lees a la semana, así que igual han incluido redes sociales y Whatsapp. Pero os aseguro que buscando información sobre librerías y bibliotecas por Corea del Sur he encontrado algunas librerías modernas impresionantes, así que igual sí que está cambiando en el amor por la lectura (9). Seguro que, cuando comparta alguna foto en Instagram, os suenan, porque son de esas que salen muy bien y muy a menudo en fotos perfectas de las redes sociales. (Espero que se perciba la ironía).
Volviendo a nuestra biblioteca de hoy, en el año 2007, las planchas de la Tripitaka Coreana se incluyeron en el Registro de la Memoria del Mundo, un programa de la Unesco que quiere preservar el patrimonio documental del mundo como memoria de la diversidad de lenguas, pueblos, culturas, etc., que tenemos (10). Es un proyecto muy interesante al que merece la pena echar una ojeada para descubrir pequeñas joyas. Dejé el Día de la poesía, el 21 de marzo, una imagen en Instagram de esta web del Registro de la Memoria del Mundo. ¿Qué incluiríais vosotras en este registro?
Toda esta aventura de descubrir la Tripitaka me ha llevado a hacerme la misma pregunta que ha aflorado con la investigación previa a cada episodio a lo largo de toda esta temporada: ¿Qué sé yo de Corea del Sur? ¿Y de su literatura? Lo más gracioso es que viví una temporada con Shim, una chica de Seúl, criminóloga, de la que me quedaron tres cosas claras de su país. Primera, el gusto en esta última década por los cafés de especialidad (su padre tenía uno y debía ser uno de los mejores baristas del país), su estilo de vida muy norteamericanizado y su predilección por la novela negra. Aunque creo que esto era más por su formación como criminóloga que por coreana. Así que me he dicho, ¿qué novelas negras de por ahí me he leído yo? Pues ninguna. Y ya os podéis imaginar que me puse a corregirlo. Comencé buscar en la biblioteca de mi barrio qué podía coger y elegí dos libros, casualidad, de autoras. Y ha sido sin querer, porque los nombres coreanos para una occidental como yo no dan muchas pistas sobre el sexo de la persona.
El primero que he leído ha sido “El buen hijo”, de You-Jeong Jeong, editado por Reservoir Books.
A modo de resumen, que ya sabéis que no soy mucho de comentar libros, el protagonista se despierta una mañana lleno de sangre y la historia consiste en averiguar entender qué ha pasado. Saltos al pasado para entender la vida del protagonista y, con ello, todo lo que ha podido pasar. La otra novela, no sé si calificarla como novela negra, “La vegetariana”, de Han Kang, ha sido editada en España por una pequeña editorial con el curioso nombre de Rata. (Y aquí hago un paréntesis: me ha encantado la edición, el prólogo, la entrevista a la autora, el epílogo con la traductora y hasta la reseña final al lugar de edición del libro. Creo que he descubierto una de las editoriales a las que voy a seguir-cierro paréntesis). Volviendo al libro de “La vegetariana”, se editó en Corea del Sur en 2007, pero a España no llega hasta 2017 y quizá llegue porque en 2016 ganó el Man Booker International. Y puedo resumiros el libro con una palabra: “violencia” y a partir de ahí, solo os recomiendo que lo leáis. El título lo dice todo y, a la vez, con el texto impreso en la propia portada ves que te vas a meter en una historia incómoda.
Ambas novelas me han resultado muy directas, de esas que van al grano desde la primera página y, aun así, te envuelven en la historia. Y ambas historias han conseguido angustiarme por las descripciones resultando incluso desagradables en muchos momentos. Quizás lo que he sentido es choque cultural propio del contexto de las historias, pero también quizás del estilo narrativo.
El único libro de autora coreana que me había leído hasta ahora era “Nacida en 1982” de Kim Ji Joung (y veo que ya han hecho la película por el éxito del libro).
De esas cosas que te encuentras en la estantería de novedades de la biblioteca y te llama. ¿Os pasa eso de que os llamen la atención libros por su título o por su portada? No me digáis que no es un ejercicio divertido y que te da muchas alegrías. Es agradable llevarte una sorpresa, no seguir una recomendación de periódico, bookstragrammer o una amiga, simplemente, elegir y ver qué te trae esa nueva historia. Si no lo hacéis, dejaos sorprender un día por vosotras mismas. Es la magia de las bibliotecas, que siempre te pueden sorprender si te dejas, y si no, quién me nos iba a decir a nosotros que íbamos a llegar en el episodio de hoy a una biblioteca que conserva un solo libro, ¡y ni siquiera es un libro como tal!
(1)https://es.wikipedia.org/wiki/Tripitaka_Coreana
(2) http://www.pliegodigital.com/?p=755
(3) http://whc.unesco.org/archive/repcom95.htm#737
(4) https://mochilerosdospuntocero.com/asia/corea/templo-haeinsa-tripitaka-coreana/
(5) https://es.wikipedia.org/wiki/Canon_Pali
(6) http://www.budismo.com/articulos/tripitaka.php
(9) https://www.simplyangella.com/bookstores-in-seoul/
(10) https://mochilerosdospuntocero.com/asia/corea/templo-haeinsa-tripitaka-coreana
[…] http://www.podcastlibroteca.es/episodio-12-tripitaka-coreana/ […]
Buenos días Ellibrodurmiente,
Acabo de conocer vuestra web y vaya cosas interesantes que hacéis.
Gracias por la mención en la bibliografía.
Felices Fiestas